La crisis financiera internacional no tuvo en la argentina el impacto que tuvo en otros países porque el gobierno y la mayoría de las empresas argentinas ya tenían grandes dificultades de acceso al crédito y no había fuertes ingresos de capitales como en Brasil. El sistema bancario argentino apenas prestaba a corto plazo y en las últimas semanas hasta ese crédito escaso para comprar televisores o prefinanciar exportaciones acotó.
Pero Argentina no es lo inmune que le gustaría frente a la crisis de la economía real del mundo. A pesar de que el gobierno opte por mostrarse todopoderoso la caída en los precios de las materias primas, en la demanda de productos industriales (sobre todo los destinados a Brasil), y en la recaudación fiscal, desestabilizan y desestabilizarán en los próximos meses la economía interna.
Argentina no es un país confiable para hacer inversiones y Cristina Fernández lo sabía cuando optó por tomar medidas ortodoxas para atraer capitales. La caída del precio de la soja obligó a la mandataria a retomar el diálogo con el club de Paris, con el que tiene una deuda en default desde 2001, y con los bonistas que rechazaron el canje con quita de 2005. Pero la reapertura del canje se estancó. Lo mismo pasó con el pago al Club de París, las reservas del Banco Central tendrán que usarse para afrontar la depreciación del peso ante la salida de depósitos bancarios.
La mejor salida para Cristina Kirchner, fue nacionalizar el sistema de jubilaciones. La jefa de Estado dice que con esta medida se busca rescatar a los actuales y futuros jubilados, cuyos ahorros estaban licuándose por las inversiones en títulos públicos y acciones.
Otro desacierto de la Presidenta. La nacionalización empeoró la salida de depósitos y aumentó la compra de dólares. El Banco Central, tuvo que salir a frenar el aumento del precio del dólar, que ya llegó a 3, 36 para la compra y 3,39 para la venta.
Argentina no es un país confiable para hacer inversiones y Cristina Fernández lo sabía cuando optó por tomar medidas ortodoxas para atraer capitales. La caída del precio de la soja obligó a la mandataria a retomar el diálogo con el club de Paris, con el que tiene una deuda en default desde 2001, y con los bonistas que rechazaron el canje con quita de 2005. Pero la reapertura del canje se estancó. Lo mismo pasó con el pago al Club de París, las reservas del Banco Central tendrán que usarse para afrontar la depreciación del peso ante la salida de depósitos bancarios.
La mejor salida para Cristina Kirchner, fue nacionalizar el sistema de jubilaciones. La jefa de Estado dice que con esta medida se busca rescatar a los actuales y futuros jubilados, cuyos ahorros estaban licuándose por las inversiones en títulos públicos y acciones.
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