domingo, 16 de noviembre de 2008

Cambio de dirección


Hasta hace poco creíamos que existía un problema de pérdida de confianza en el sistema bancario porque había incertidumbre sobre la solvencia de algunos bancos y entonces la solución era inyectarle liquidez al sistema, recapitalizar la banca y comprar los activos de mala calidad. Pero este diagnóstico tomó un giro inesperado cuando el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Henry Paulson, anunció que el paquete de rescate financiero votado en octubre por el Congreso, no se destinará a comprar aquellos “activos tóxicos”, como estaba previsto. Se utilizará, en cambio, para reactivar el crédito a los consumidores, ayudar a deudores hipotecarios o a estudiantes que han tomado préstamos.
Hoy parecería que la culpa de todos los males la tienen esas deudas tóxicas, que no son otra cosa que activos no líquidos (en este caso hipotecas no líquidas). Derivados financieros que no tienen precio en el mercado y que funcionan de una manera muy metódica: se combinan, se apalancan y se venden. Pero no sólo las hipotecas estaban atadas a estas carteras de activos de mala calidad, estaban también los estudiantes, el sector automotriz y las tarjetas de créditos.
La tasa de interés en Estados Unidos venía cayendo desde octubre, se había reducido a la mitad. Sin embargo, desde el miércoles de la semana pasada ha venido aumentando, y esto no es otra cosa que una señal de la preocupación que rodea a los mercados. Al mercado no le gusta la incertidumbre y, en este momento, la hay (y mucha) acerca del rumbo del mecanismo de ayuda que implementará el gobierno estadounidense.
Por ahora, el llamado de Paulson fue a reanudar el crédito, los tóxicos… que esperen en los bancos.

No hay comentarios: